Lección Seis

ENSEÑANZA

Tod Bolsinger

I. ORACIÓN DE APERTURA

Oh, Señor, en tu gran comisión nos envías al mundo a “enseñar”.
En las Escrituras se nos advierte que los maestros serán juzgados con mayor severidad que otros sirvientes.
Señor, rogamos que nos des tu Espíritu para que nos guíe en toda la verdad y nos haga aprendices humildes y maestros dignos de confianza.
Enséñanos tus caminos, así como caminaste el campo de tu tierra natal como Maestro, enseñando la verdad y los caminos del Reino de Dios.
Permítenos sentarnos a tus pies y aprender, igual como María y su hermana Marta dieron la bienvenida a tus enseñanzas en su hogar.
Ayúdanos a ser aprendices, discípulos primero, antes de ser creadores de discípulos.
Permítenos cumplir tu cometido con humildad de espíritu, sobriedad de mente y la responsabilidad de la Iglesia de modo que toda persona que escuche nuestras palabras llegue a conocer, creer y a estar “adiestrado en este modo de vida.”
Amén.

II. EL EJERCICIO DE LA ENSEÑANZA

El evangelismo y la enseñanza: preparación para un nuevo modo de vida

A mi esposa y a mí nos encanta cocinar. Me encanta experimentar y a ella explorar recetas nuevas. Está suscrita a la revista Bon Appetit hace años. A menudo se tira en la cama y lee las recetas en voz alta. Después de unos minutos tengo tal hambre que quiero lamer la revista.

¿Entonces, qué tienen en común la revista Bon Appetit, la Constitución de los Estados Unidos, una partitura, los planos de una casa nueva, el mapa de un sendero y la Biblia?

Si se dijera que todos son documentos está en lo correcto, pero fíjese que estos documentos tienen algo en común que es diferente a una novela, un periódico, un mensaje en un blog o un libro de texto. El propósito de aquellos documentos es la lectura. Así de sencillo. La transmisión de ideas, la comunicación de pensamientos. Y sin duda que, al leer Bon Appetit en voz alta, mi esposa y yo aprendemos algunas ideas. Pero ¿y si nunca preparáramos la receta? ¿Y si lo único que hiciéramos fuera leer y no cocinar?

Lo que tienen en común una revista de cocina, la Constitución de los Estados Unidos, unos planos, una partitura y el mapa de un sendero es que son documentos que requieren acción. El propósito de los documentos de acción es que ayudan a alguien a hacer algo. Son documentos que ayudan a preparar una comida, gobernar un país, tocar música, construir una casa, atravesar un sendero…y esperen…

Si los planos son para construir, los libros de cocina para cocinar, los mapas para viajar, y las partituras para cantar, ¿para qué se usa la Biblia? ¿Qué hace la Biblia?

La Biblia es para vivir. La Biblia nos instruye sobre cómo construir nuestras vidas basados en la revelación de Dios; la receta para una vida como festín de Dios; para cantar canciones sobre Dios, y lo más especial de todo, para dirigir nuestros caminos por los senderos de Dios. La Biblia nos instruye sobre cómo alinear nuestros caminos con los senderos de Dios.

Felices los que se conducen sin tacha y siguen la enseñanza del Señor. Felices los que atienden a sus mandatos y lo buscan de todo corazón …
(Salmo 119:1–2)

Dichosos, bendecidos, afortunados. Cómo andar, cómo ser, cómo vivir; lo que las Escrituras declaran que es la “buena vida”.

  • Si desea planes para construir una vida feliz
  • una receta para la buena vida
  • la partitura para cantar una vida bendecida
  • y un mapa para una vida jubilosa

El Salmo 119 nos dice que las Escrituras son el documento que nos ayuda a hacerlo.

Los escritos de 2 Timoteo en el Nuevo Testamento dicen que la inspiración de Dios en las Escrituras es con el propósito de ser útiles, sobre todo para ayudar a toda persona creyente/sierva de Dios a vivir de manera competente; “capacitada para toda buena obra,” nos dice.

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien.
(2 Timoteo 3:16–17).

Y la Biblia llama discípulos a aquellos que confían en la buena nueva que Jesús trae y construyen sus vidas sobre las palabras que Jesús enseña.
(Mateo 7:24)

Esto significa que si escuchamos y creemos la buena nueva de que Jesús es el rey amoroso/bondadoso, justo y legítimo que restaura la creación y repara el mundo, incluyendo el perdón de nuestros pecados y hacer nuestras vidas justas nuevamente, entonces debemos construir nuestras vidas sobre esta buena nueva, proclamarla a otras personas e instruirles en este modo de vida.
(Mateo 28:19, DHH)

El Evangelismo incluye la enseñanza. Pero enseñar la fe es más como enseñarle a alguien a cocinar que enseñarle a aprobar una clase. Se trata mas bien de “saber cómo” que de “saber qué”. Se puede empezar con una buena receta, pero ser buen cocinero requiere más que suscribirse a una revista de cocina.

III. REFERENCIA BÍBLICA


Las escrituras en Dos Voces

Así pues, los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado. Y cuando vieron a Jesús, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó a ellos y les dijo:—Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
(Mateo 28:16–20, DHH)

Jesús, impertérrito, dio sus instrucciones: “Dios me autorizó y me ordenó a darles esta comisión: Vayan y preparen a todo el que encuentren, cerca y lejos, en este modo de vida, marcándoles para el bautismo en los tres nombres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Entonces enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”
(Mateo 28:18–20, DHH)

A menudo se le llama al último pasaje del Evangelio Según Mateo “La Gran Comisión”. En el se reflejan las palabras de Jesús encargándoles a sus discípulos la tarea de proclamar la buena nueva que “haría discípulos”. Lo que aprendemos de este pasaje, especialmente al leerlo en dos traducciones diferentes, Dios Habla Hoy y la Nueva Versión Internacional, es que el evangelismo (la proclamación de la buena nueva de que el amor y justicia del reino de Dios se hallan presentes en Jesús) siempre tiene que resultar en formación. La prédica siempre tiene que ir acompañada de la enseñanza. Cuando “hacemos discípulado” el bautismo siempre tiene que ir acompañado de la enseñanza y la preparación en el modo de vida del bautizado.

Lo que aprendemos en este pasaje es que la enseñanza es también más que el conocimiento de las verdades sobre Dios, el mundo y nosotros mismos, es además preparación para un modo de vida, el ejercicio de una vida modelada en Jesús. Nos recuerda que las verdades bíblicas y la renovación espiritual tienen que guiarnos a un modo de vida, a la “obediencia” de las enseñanzas y mandamientos de Jesús.

Además, como esta enseñanza se ofrece a aquellas personas que serán bautizadas, sabemos que la intención del evangelismo y de la preparación de discípulos es crear una comunidad de discípulos, un pueblo que convive como seguidores de Jesús, personificando el modo de vida de Jesús.

¿Entonces cómo son esa enseñanza, creación de discípulos, preparación e instrucción? Para mí son como la cocina de mi abuela.

IV. ILUSTRACIÓN

Aprendemos a cocinar con Mary

Mi abuela y abuelo se llamaban Mary y Guido Evangelisti. Mi abuelo fue un emigrante de una aldea a las afueras de Luca, en Italia; mi abuela fue la única en su familia que nació en los Estados Unidos después que su padre emigrara de Italia con su esposa e hijos mayores a principios del siglo XX.

Mis abuelos eran propietarios de un restaurante italiano rodeado de secuoyas en el extremo norte de California. De niño, mi abuela me cuidaba en el restaurante durante el día mientras mis padres trabajaban y terminaban la universidad.Crecí rodeado de olores y sabores de comidas deliciosas. Adoro mi herencia italiana. De verdad me encanta la comida italiana. Acostumbraba a bromear con abuela que cuando llegara al cielo Dios la pondría a cargo del banquete de bodas del Cordero (Apocalipsis 19).


Las recetas que mis abuelos preparaban en su restaurante tipo familiar no eran de lujo; eran las recetas del pueblo natal de mi abuelo. Eran los sabores con los que creció, la comida con la que su familia lo alimentaba en una diminuta aldea en Italia. Mis abuelos construyeron un negocio basado en una herencia familiar de buena comida pasada de mano en mano en unas mesas grandes, como en familia. Hoy en día, años después del fallecimiento de mis abuelos, mis primos y yo cocinamos, les enseñamos a nuestros hijos y sus hijos las recetas de familia y tratamos de transmitirles un amor profundo por las comidas en familia.

Téngase en cuenta que mi abuelo murió antes que yo naciera. Fue mi abuela quien nos transmitió las recetas aunque fueran de la familia de mi abuelo. Fue en la mesa de mi abuela donde aprendimos a disfrutar la comida de nuestra familia, y en la cocina de mi abuela que aprendimos a cocinar junto a ella.

Aunque jugábamos en el restaurante, comíamos en casa de mi abuela.

Los raviolis de mi abuela siguen siendo la mejor comida que haya probado jamás. Me saben a amor. La cocina era el lenguaje del amor de abuela. Cuando abuela empezó a envejecer, mis primos y yo le pedimos que por favor nos hiciera un libro de cocina. Mi abuela no nos dio un libro de recetas, sólo nos dio de comer (¡y sí que comimos!) y nos dejó cocinar con ella. Todos queríamos las recetas de familia pero realmente no tenía ninguna escrita. Así que mis primos cocinaban con ella, observaban lo que hacía, anotaban las recetas y nos las transmitieron. Nada del otro mundo. Simplemente un documento en Word en nuestras computadoras. Y lo valoramos.

Pero cuando hablo con mis primos, mis sobrinos y sobrinas y mis propios hijos, todos estamos de acuerdo en esto:

Nos encantan las recetas, pero nos encanta cocinar porque lo primero que nos encantó fue la comida y todos aprendimos a cocinar estando en la cocina. Mis primos y yo nos convertimos en la próxima generación de cocineros italianos en la familia al sentarnos a la mesa de abuela y al estar en su cocina; para mis hijos y mis sobrinos ha sido el comer con la familia y el cocinar con su padre y madre, y luego con sus primos y amistades.

Cuando pienso en la enseñanza (ya sea la cocina o la fe) comienza con:

  • amar lo que se “come” (” Prueben, y vean que el Señor es bueno”
    (Salmo 34:8)
  • aprender mientras se recibe amor y
  • hallar maneras de transmitir lo aprendido a otras personas para que pueda unirse al festín.

Las recetas ayudan a empezar y las buenas recetan evitan errores pero para aprender a cocinar hay que estar codo a codo con un buen cocinero, mucha práctica tanto con el buen cocinero como con la receta, y disfrutar una buena comida con seres queridos. ¿Será acaso que el aprender a enseñar debe ser así? Especialmente el enseñar de tal manera que se “haga discipulado” y se “prepare (a las personas) para un modo de vida”.

Analicemos algunas lecciones de enseñanza y aprendizaje de la cocina de mi abuela.

V. HÁBITOS PARA LA ENSEÑANZA

Normas culinarias para la preparación hacía el camino de Jesús


Coma con las personas antes de cocinar para ellas.

Uno de mis recuerdos favoritos de la casa de abuela era saber que siempre que la visitábamos la primera comida sería un plato grande de sus raviolis caseros. Sabía que esos eran nuestros favoritos porque nos conocía. Y preparaba nuestros favoritos para que supiéramos que había estado pensado en nosotros. Siempre fue un acto profundo de amor y atención. La enseñanza no debe ser menos. Comencemos descubriendo las ansias de nuestros vecinos y amistades. Aprendamos qué anhelan aquellas personas con quienes compartimos la buena nueva; conozcamos lo que aman. Prestemos atención a los puntos dolorosos del mundo donde las buenas nuevas en realidad es una buena noticia. Si la enseñanza formará parte de nuestras obras para proclamar y demostrar las buenas nuevas, entonces como parte de la demostración tenemos que saber escuchar. Sepa escuchar antes de ser maestro y cuando presente su enseñanza se unirá a ellos en la experiencia común de ser discípulos de Jesús.


Siga la receta pero practique con un cocinero excelente.

Uno de mis aspectos favoritos de ser maestro bíblico es que primero me exige ser estudiante bíblico. Me encanta enseñar porque primero me encanta aprender. Pero mientras más estudiaba la Biblia, más me percataba de que no sólo deseaba leerla por mí mismo, sino como aprendiz de maestros verdaderamente buenos. Así mismo, aprender a cocinar requiere más que seguir una receta y aprender a enseñar a las personas el camino de Jesús exige que sepamos más que simple información. Tenemos que aprender de buenos maestros, sabios y experimentados, quienes nos recuerden que la formación de discípulos es una actividad que requiere relacionarse profundamente. Mientas más ame el aprendizaje y aquellas personas con quienes aprende, más capaz será de enseñar con amor.


Permítalesprobar su cocina.

Mis primos y yo nos quejábamos siempre de que a pesar de lo mucho que tratábamos nunca lográbamos que un comida tuviera el mismo sabor que la de abuela. Un familiar dijo “es porque el sabor lo tiene en sus manos. ¡La comida sabe a las manos de abuela!” Años más tarde aprendí de mi amiga y collega pastora, la Rvda. Dra. Theresa Cho, que esta creencia también es clave en la cocina coreana. Describió que la misma salsa sabía diferente si metía el dedo en el tazón y cuando la probaba de los dedos de su madre.

“El sabor era diferente. De mi dedo no tenia sabor, pero del dedo de mi mamá sabía muy sabroso. Degustaba la amargura entre la marinada dulce; la amargura del padre que abandonó a su familia; de dejar a su madre y hermanas para unirse a la familia de su esposo; del casamiento con un hombre con aspiraciones; de dejar a su primogénita en Corea al mudarse con mi padre a los Estados Unidos para que pudiera estudiar; y de trabajar muchas noches y días en la tintorería para mantener a su familia. El sabor de las yemas de los dedos de mi madre es clave en la cocina coreana. Los coreanos llaman a esto son mat (| | 손맛) que significa el sabor de las manos de alguien. Los platos coreanos se preparan y se mezclan a mano. El son mat no es sólo una técnica culinaria; es una experiencia comunitaria.” 1

Para la Rvda. Dra. Cho esa es la razón por la cual toda la enseñanza es comunal y toda enseñanza destinada a revelar el evangelio debe ser tanto transparentemente personal como, tan a menudo como sea posible, acompañada de la Mesa del Señor. Así como el pan se pasa de mano en mano, las enseñanzas de Jesús se deben transmitir con cada persona agregando su historia, experiencia y sabores únicos.


No se limite a transmitir la receta; cocine con tantas personas como sea posible.

Por último, si vamos a cumplir con las palabras de Jesús de “hacer discípulado en todas las naciones” o de que “preparen a todo el que encuentren, cerca y lejos, en este modo de vida”, no es suficiente entonces enviar Biblias, escribir libros o transmitir enseñanzas por Internet. Tenemos que acompañar a las personas mientras aprenden a seguir a Jesús. La preparación de discípulado es tan completamente relacional como profundamente práctica. Se trata de aprender a desempeñar la buena nueva, de “ejecutar las instrucciones” de Jesús, de vivir de tal modo que demuestre nuestra confianza personal en Jesús como Mesías y como Salvador. Y esa enseñanza, esa instrucción, esa preparación no son solamente para un grupo selecto. Es para todos los que se encuentren lejos y cerca.

1. Con agradecimientos a Theresa Cho, esta sección se extrae de su proyecto doctoral no publicado, 2018. Uso con permiso de la autora.

VI. PREGUNTAS DE DIÁLOGO
  1. El Salmo 34:8 dice “Prueben, y vean que el Señor es bueno.”
    ¿Cual es su primer recuerdo de haber “saboreado” la bondad de Dios? ¿Quien estaba con usted? ¿Quien le ayudó a saber que esa experiencia venía de Dios?
  2. ¿Hay alguna diferencia al concebir la Biblia como un “documento de acción”? ¿Qué nos exige como lectores de las Escrituras? Leamos entonces Santiago 1:22. ¿Cómo nos ayuda este versículo a pensar en la manera de compartir el evangelio con otros?
  3. Si “hacer discípulos” es “prepararse para un modo de vida” o “poner en práctica todo lo que (Jesús) ordenó”, ¿cómo cambia eso el modo en que pensamos sobre el evangelismo? ¿Cómo cambia la manera en que pensamos sobre la enseñanza del evangelio?
  4. Repase las “Normas culinarias”. ¿Cual de ellas le ayudaría al compartir las buenas nuevas de Jesús y al crear discípulado si la agregara a su vida y la practicara con regularidad?

Descargue las preguntas de discusión.

VII. ORACIÓN DE CLAUSURA

Señor, ayúdanos a probar y ver que eres Dios.
Enséñanos a ayudar a otras personas a probar tu bondad. Instrúyenos en el modo de vida de Jesús para que podamos instruir a otras personas.
Ayúdanos a vivir y amarles de tal modo que transmitamos un amor por ti y un deseo de enseñarles a caminar en este modo de vida. Amén.

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